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Historia de la mujeres pasaitarras

Las mujeres de Pasaia han tenido por primera vez la ocasión de reunirse para compartir sus vivencias, para narrar sus experiencias de vida, y en algunos casos también para dejar testimonio de la vida de sus madres y abuelas.

La iniciativa de crear este espacio de encuentro ha partido de la Mesa de Igualdad de Pasaia, plataforma en la que participan distintas asociaciones pasaitarras compuestas por mujeres y el Área de Igualdad del municipio, y en total se han producido cuatro reuniones, una por cada distrito de la localidad; el 8 de octubre se celebró una primera reunión en la Casa de Cultura de Antxo, el 28 del mismo mes otra en la Tenencia de Alcaldía de Trintxerpe, el 18 de noviembre en el Udal Aretoa de San Pedro y finalizaron el 4 de diciembre con la sesión de Donibane en el Salón de Plenos del Consistorio pasaitarra.

Estos encuentros forman parte de una labor dirigida a la recuperación de la memoria histórica reciente de las mujeres del municipio, ya que las historias de las mujeres que han acudido a estas reuniones son también parte de la Historia de Pasaia y de una Historia que no tenemos recogida por escrito. Por este motivo, para recuperar y conservar las experiencias de nuestras hermanas, madres y abuelas, las sesiones han sido grabadas a través de medios audiovisuales y serán guardadas en el archivo municipal.

Los temas a tratar eran diversos, desde la infancia y la educación, la familia y las unidades familiares, al trabajo (el trabajo doméstico no remunerado y el trabajo asalariado) y la participación sociopolítica de las mujeres. Si bien, las reuniones han estado abiertas a muchas cuestiones, y han surgido multitud de temáticas merecedoras de mayor atención.

En términos generales, gracias a los relatos de estas mujeres podemos conocer un poco mejor cómo era la vida cotidiana de las mujeres pasaitarras desde los años 50 hasta nuestros días. Por un lado nos han hablado sobre cómo era su trabajo al cuidado de la casa; aparte de las tareas domésticas, recaía en ellas el peso del cuidado y la educación de los hijos, la atención de los familiares ancianos y, en muchos casos realizaban trabajos para sacar adelante la economía de la casa, como coser hasta altas horas de la noche… Por lo general, éstas también llevaban la gestión económica de lo que entraba y se gastaba en casa, aunque luego, socialmente, se reconocía como figura incuestionable de autoridad al marido, como cabeza de familia, y no a ellas.

Otras tantas mujeres trabajaban además fuera de casa; algunas vendiendo el pescado que traían sus maridos cuando volvían de alguna campaña de pesca, algunas otras se dedicaron al estraperlo, otras trabajaron en los comercios de la zona, muchos de ellos negocios familiares, y otras tantas en las distintas fábricas que existían en la localidad (Luzuriaga, Bianchi, Meipi, etc.). Las tareas de estas últimas eran igual de difíciles o incluso más duras que las de sus compañeros varones, pero ellas percibían un salario menor. Luego, son varias las mujeres que nos han contado que al contraer matrimonio tuvieron que dejar esos trabajos porque, durante determinada época del franquismo, una vez casada lo habitual era quedarse al cuidado de la casa. No se cuestionaba esta renuncia a la vida profesional de la mujer. De la misma forma era impensable que una mujer pudiese hacer su vida al margen del matrimonio, o inconcebible que no entrase entre sus planes el formar una familia.

Además del trabajo dentro y fuera de casa, muchas de estas mujeres han desarrollado una importante labor en Pasaia con la creación de distintas asociaciones, así como impulsando procesos de euskaldunización en la población. Dentro de las asociaciones creadas y compuestas por mujeres más antiguas podemos citar las de Keixaldi y Lagun Artea del distrito de Antxo y la asociación Azkuene del distrito de Trintxerpe. Durante muchos años estas organizaciones han llevado a cabo talleres, cursos y otras tantas actividades para cubrir necesidades e inquietudes formativas de las mujeres, pero en verdad han mantenido una auténtica dedicación dirigida a satisfacer necesidades de la población en general, constituyendo unos verdaderos motores de desarrollo local. En este punto cabe también destacar el esfuerzo de las mujeres que, comprometidas con la mejora de la educación de los más pequeños y jóvenes de la localidad, impulsaron y participaron en los primeros pasos de la ikastola Pasaia Lizeoa.

Durante las reuniones hemos escuchado recuerdos de la infancia, se han rememorado momentos de ocio como los bailes y las verbenas de las fiestas (fiestas en las que las chicas jóvenes tenían toque de queda pero no así sus hermanos varones…), hemos hablado del noviazgo, del matrimonio, etc. Y también hemos vivido testimonios muy duros como los referidos a la práctica de abortos clandestinos o a la violencia doméstica durante la época del franquismo. La mujer se encontraba entonces en una total indefensión. Si sufría cualquier tipo de violencia no podía denunciarlo ni tenía dónde recurrir. Ni el médico que veía los golpes ni ningún tipo de autoridad civil o religiosa era de ayuda y, además, tenía muy pocas posibilidades de evitar a su agresor; si decidía salir de casa e ir a otra donde tal vez pudiese contar con la ayuda de sus familiares o allegados, podía ser denunciada por abandono del hogar y perder la facultad de volver a ver a sus hijos.

Recuperando las vivencias de estas mujeres nos hemos percatado de una constante; a pesar de sus distintas experiencias, todas ellas son unas mujeres trabajadoras, muy activas y sobre todo luchadoras. Han tenido que hacer frente a muchas exigencias sociales, han tenido que adaptarse a unas normas preconcebidas para ellas, y aún careciendo de plena autonomía y de libertad en sus movimientos, han ido dando pequeños y también grandes pasos sin hacer ruido.

Sin duda, conocer a estas mujeres y escuchar sus vivencias nos ha acercado a un pasado no tan lejano y no tan bien conocido como esperábamos. Sus testimonios nos conducen a matizar muchos aspectos, por ejemplo, sobre los procesos migratorios de la población, e incluso han tratado cuestiones poco discutidas delante de un público más o menos amplio como pueden ser la prostitución, el aborto o los métodos anticonceptivos. No obstante, al margen de todo interés de tipo histórico, esta iniciativa tiene como valor ante todo la de ser un merecido reconocimiento a las mujeres de nuestro entorno más cercano, mujeres que con sus esfuerzos han contribuido tanto a la mejora de nuestra sociedad.

Estíbaliz González

*Imagen: Elena Viñas